Es difícil describir como te sientes cuando te dan malas noticias, primero rabia, después negación, tristeza, desolación, pasas por casi los mismos estados que un duelo pero a una velocidad vertiginosa, temes perder uno de tu pequeña unidad familiar, ya se han ido 3 y a pesar de siempre encontrar fuerzas y ánimos para adoptar otro, tu corazón llora y lamenta esa pequeña intromisión a tu núcleo familiar que poco a poco con el paso de los años va transformándose, y te aferras a la única que queda de una época, ni mejor ni peor, diferente, antes cerca de mi segunda familia y lejos de los que me han visto crecer y ahora más cerca de los segundos y echando de menos cada día a esa familia que no es de sangre pero construyes con el paso de los años.
Estoy contenta porque creía que aquí ya no tenía amig@s que equivocada estaba, ni siquiera me había dado cuenta de esas personas que pasan por tu día a día como clientes y que con el paso de los días y las conversaciones se vuelven amigos, de aquellos que están pendientes de ti y te preguntan, que como va tu niña?. Ignoraba sentirme querida en un lugar que no me ha visto nacer y en el que sólo llevo 2 años y medio, y en el que mucha gente al saber de la operación de Suri no ha dejado un día sin preguntar o darme ánimos, donde mis clientes han entendido que cerrará dos días por atenderla, porque yo no me escondo, no me avergüenzo de mi familia y hablo de ellos como tal, aunque no me entiendan, la mayoría me respeta.
Amigos de redes sociales que me han dado abrazos virtuales y cariño desde la distancia, compañeros de batallas en el rescate de animales que nunca nos hemos visto las caras pero nos apoyamos en todo.Personas que sólo nos une la pasión por los galgos de sofá, personas que conoces un día sin saber como y te llaman para decirte que si necesitas algo, suelen decir que en lo malo se ven tus verdaderos amigos y quien te quiere de verdad. Confieso que soy muy afortunada porque tengo muchas personas a mi lado, un ejército de ángeles con un corazón enorme.
Os quiero familia tanto directa como indirecta, y nunca os soltaré la mano.
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